Aunque de menor impacto que otros ejercicios como el running, que tiene mayores exigencias biomecánicas, el power walking puede considerarse también un deporte cuya práctica es cardiosaludable. Ayuda a adelgazar y es más exigente que la clásica marcha o el simple hecho de caminar a la caída de la tarde.
Con el power walking encontrarás cada vez menos excusas, pero más posibilidades de incorporar hábitos saludables de una forma muy sencilla a tu vida. Puedes, además, practicarlo solo, con tu pareja o, incluso, compartirlo con tus compañeros de trabajo.
¿Qué es el power-walking?
Realmente, consiste en hacerte caminar, sí, pero de una determinada manera:
– A un ritmo muy concreto y sin parar durante 45 o 60 minutos. Si te enchufas unos auriculares para desconectar, serás imparable.
– Aprendiendo a respirar. Y alternando ejercicios aeróbicos y anaeróbicos.
– Manteniendo una determinada postura. Hombros atrás y abajo, cabeza y pecho arriba y abdomen activado. Esa es la postura que se debe intentar mantener durante toda la sesión del power walker.
– Realizando cambios de ritmo.
Los beneficios que tiene para la salud
Caminar al ritmo impuesto en el power walking te situará en la zona de quemagrasa y, por el tipo de ejercicio que es, las pulsaciones se mantendrán muy constantes. Por lo tanto, el primer beneficio que vas a tener será que te ayudará a adelgazar.
Además, ejercitarás el sistema respiratorio y cardiovascular. Y, con la práctica, experimentarás un bienestar físico cada vez mayor.
Tonificarás prácticamente todo tu cuerpo, especialmente la zona abdominal y el tren inferior.
Esta práctica influye, además, positivamente en el estado de ánimo, en la motivación, reduce el estrés y el insomnio. Y si lo practicas en compañía, favorecerá la confianza mutua y las relaciones interpersonales.
Deja atrás tus dudas y dale una oportunidad a esta técnica que no te costará nada más que un poco de esfuerzo, pero, en cambio, te aportará mucho.