¿Sabías que la marcha nórdica nació de la necesidad de los esquiadores de fondo nórdicos de mantenerse en forma durante los meses sin nieve?
Caminar ayudado por unos bastones específicos ejercita el 90 % de tu musculatura. Al alternar las fases dinámicas con otras más lentas y repartir el esfuerzo, trabajarás abdominales, glúteos, muslos, brazos y hombros sin cansarte, sin forzar la postura corporal o dañar las articulaciones por efecto de la carga.
Si vas a practicarlo debes tener en cuenta que la columna vertebral debe estar erguida y los brazos relajados. La amplitud del movimiento de tus brazos condicionará la longitud de los pasos, logrando una mejora gradual de tu forma física.
Beneficios de la marcha nórdica, más allá de adelgazar
¿Sabías que el nordic walking consume entre un 22-43 % más de calorías que el caminar sin bastones? Optimizará, sin duda, tus esfuerzos y hábitos saludables si pretendes adelgazar.
Sin embargo, sus efectos beneficiosos para la salud no quedan ahí:
– Mejora condiciones físicas como la flexibilidad, resistencia, fuerza o coordinación.
– Las vibraciones de los bastones fortalecen los huesos previniendo la osteopororis.
– Protege al corazón de los accidentes cardiovasculares.
– Alivia los dolores de espalda, cuello u hombros, además de evitar las lesiones y enfermedades como la diabetes o la hipercolesterolemia.
– Fortalece el sistema inmunológico.
– Acelera la recuperación del cáncer de mama al trabajar el plexo braquial y mitiga las molestias de la fibromialgia o el asma.
– Aporta vitalidad y bienestar esquivando la depresión.
Como ves, sus cualidades son tan positivas que ya no podrás dejar de reservar un poco de tiempo a diario para caminar con bastones. ¿Cuándo empiezas?